lunes, 16 de junio de 2025

Nicomedes Santa Cruz, A Cocachos Aprendí



 Nicomedes Santa Cruz, un verdadero tesoro del Perú, fue un poeta excepcional, cuya voz resonó con la fuerza de las tradiciones afroperuanas. Su arte, arraigado en la riqueza cultural de su tierra, se expresó magistralmente a través de las décimas, esas composiciones de diez versos octosílabos que, con su particular estructura y rima, nos transportan a un mundo lleno de matices, colores y emociones.


En su obra "Ritmos negros del Perú", Santa Cruz celebra la herencia africana, un hito que refleja no solo un legado de resistencia, sino también una vibrante pasión por la vida y el arte. Sus versos, como pequeños ritmos de un tambor, son ecos de esas historias que se han transmitido de generación en generación. En cada décima, Nicomedes captura lo efímero y lo eterno, creando un puente entre su pasado y el presente, entre su gente y su propia esencia.

Por otro lado, en "Cómo has cambiado, pelona", su pluma se torna introspectiva y reflexiva, explorando la transformación, la pérdida y la identitaria. Aquí, sus palabras se convierten en un canto melancólico, pero a la vez esperanzador, que resuena en el corazón de quienes lo leen.

La vida y obra de Nicomedes Santa Cruz son un poema en sí mismas. Con su estilo inconfundible y su compromiso con la cultura, nos legó un patrimonio literario que sigue vivo en cada recitado, en cada aplauso y en cada rincón del Perú. ¡Qué alegría poder celebrar a este maestro de las décimas!


Nicomedes Santa Cruz a su hermano el torero peruano Rafael Santa Cruz (1928 - 1991)




**A mi hermano Rafael, torero de soles**

-En la plaza, el sol despierta,

con la fuerza que tú llevas,

bailarín del arte en fiesta,

tus pasos son luces nuevas.

¡Ay, hermano! Con bravura,

luchas con viento y destino,

tu esencia jamás se apura,

en cada embestida un camino.



-El toro, noble desafío,

tiembla al escuchar tu nombre,

como el mar ante su río,

sabiendo que el arte asombre.

Soy poeta, tú torero,

con versos y capote en mano,

hermanos del mismo sendero,

te aplaudo, sangre de mi llano.


-Ritmos de tambores, canto,

mi corazón en la faena,

rasguños del alma yo planto,

en la vida que tú ordenas.

Así va mi décima herida,

en honor a tu valentía,

mientras la muleta gira,

te abrazo, Rafael, con alegría.




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