jueves, 24 de julio de 2025

El enigmático Pozo de Santa Cristina y sus posibles vínculos con la astronomía sagrada en la isla de Cerdeña, Italia

 



¿SABÍAS QUE EN CERDEÑA, ITALIA, EXISTE UN POZO DE MÁS DE 3000 AÑOS QUE AÚN DESCONCIERTA A LOS ARQUEÓLOGOS? El enigmático Pozo de Santa Cristina y sus posibles vínculos con la astronomía sagrada y una arquitectura muy parecida a la de los Incas.



En una pequeña localidad del centro de la isla de Cerdeña, Italia, se oculta una de las construcciones más misteriosas del mundo antiguo: el Pozo Sagrado de Santa Cristina. A simple vista, podría parecer solo una obra de ingeniería hidráulica ancestral, pero al observar su estructura con atención, surgen más preguntas que respuestas. Tallado con una precisión geométrica que desafía toda lógica de su época, este pozo no es simplemente un reservorio de agua: es una obra maestra de la Edad del Bronce construida alrededor del siglo XII a.C., y su origen aún desconcierta a los expertos.



El acceso al pozo se realiza por una escalera descendente que parece esculpida con un perfeccionismo inquietante. Los bloques encajan con tal exactitud que ni siquiera cabe una hoja de papel entre ellos. Lo más llamativo es la bóveda que corona la cámara principal, de forma circular perfecta, rematada por una losa superior que, durante el equinoccio de primavera y otoño, permite el ingreso de un rayo de luz solar que se refleja directamente sobre la superficie del agua. Este detalle no parece accidental. Todo indica que los constructores comprendían los ciclos astronómicos y, probablemente, celebraban rituales ligados a las fases lunares y a la observación del firmamento.



A pesar de su nombre cristiano, el pozo fue bautizado así muchos siglos después, en la Edad Media, por su cercanía a una iglesia del siglo XIII. Pero sus orígenes se remontan a una época en la que la cultura nurágica —propia de Cerdeña— levantaba misteriosas torres de piedra llamadas “nuragas” y dejaba tras de sí una arquitectura sin igual en el Mediterráneo. El pozo formaba parte de un santuario mucho más amplio, con templos y áreas rituales, donde el agua era considerada sagrada y vinculada a fuerzas divinas.



Muchos arqueólogos han sugerido que el sitio pudo haber sido utilizado para ceremonias de fertilidad, adoración lunar o incluso prácticas iniciáticas. Lo que es seguro es que no se trata de una simple fuente, sino de un espacio simbólico cargado de significado. Algunas teorías más atrevidas incluso sostienen que fue diseñado para alinearse con ciertas estrellas o constelaciones, y su forma circular recuerda a los pozos rituales que se encuentran en otras culturas megalíticas del mundo.

Hoy, el Pozo de Santa Cristina sigue en pie como un enigma sin resolver. Ni las excavaciones ni los estudios astronómicos han logrado descifrar por completo su propósito original. Lo que sí ha quedado claro es que quienes lo construyeron tenían un conocimiento profundo del entorno natural, del agua, de la luz… y del cielo. Un conocimiento que desafía la idea de que las civilizaciones antiguas eran primitivas o toscas. Al contrario: este pozo demuestra que hace más de 3000 años ya existía una relación compleja entre lo humano y lo cósmico.


Cuando uno se para frente a él, se impone un silencio casi reverente. No solo por su belleza y simetría, sino por la sensación de estar ante algo que trasciende el tiempo. Un testimonio de la capacidad humana para crear no solo con técnica, sino con significado. Un símbolo de que, a veces, el agua puede guardar más secretos de los que imaginamos.

Fuente: TecnologicaMente https://www.facebook.com/TecnologicaMente2


jueves, 17 de julio de 2025

La civilización Caral se remonta aproximadamente al 3000 A.C.

 


La civilización Caral, también conocida como la cultura de Caral-Supe, se considera la más antigua de América, con una data que se remonta aproximadamente al 3000 a.C. Ubicada en el actual Perú, esta avanzada sociedad floreció en el valle de Supe, a 200 kilómetros al norte de Lima.



Los arqueólogos han descubierto impresionantes construcciones, como pirámides y plazas públicas, que evidencian un notable desarrollo urbano y arquitectónico. Caral fue pionera en diversas áreas, incluyendo la agricultura, con cultivos como maíz, frijoles y algodón, además de una sofisticada organización social.


A diferencia de otras civilizaciones contemporáneas, Caral no desarrolló un sistema de escritura, pero dejó un legado cultural significativo que revela un profundo conocimiento de la ingeniería y las matemáticas. Su influencia perduró en posteriores culturas andinas, consolidándola como un pilar fundamental en la historia de América Precolombina. La civilización Caral destaca no solo por su antigüedad sino por su contribución al desarrollo humano en la región.

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Hace más de 5.000 años, en pleno desierto del actual Perú, una antigua civilización ya sabía cómo enfrentarse a los terremotos… ¡y lo hacía sin cemento ni hierro!

Se trata de la cultura Caral-Supe, reconocida como la más antigua de América, que desarrolló una técnica constructiva antisísmica que aún hoy deja perplejos a los expertos.


Utilizaban shicras, unas bolsas hechas con fibras naturales y llenas de piedras, que colocaban en los cimientos de sus construcciones. Estos elementos actuaban como una especie de amortiguador sísmico, absorbiendo la energía de los temblores y evitando que los edificios se vinieran abajo.

Investigaciones recientes demuestran que, después de más de 40 terremotos importantes, muchas de sus estructuras aún permanecen firmes. ¡Un verdadero legado de sabiduría ancestral!


Mientras otras civilizaciones apenas comenzaban a sembrar, en Caral ya dominaban técnicas de ingeniería antisísmica adaptadas al entorno. Tal vez ha llegado el momento de mirar hacia atrás… para aprender cómo construir un futuro más resiliente.

Fuente; Innova GyG SAC



miércoles, 16 de julio de 2025

Casa de Austria, reconoció oficialmente a Don Gonzalo Uchu Huallpa y a Don Felipe Túpac Inca Yupanqui

 




Movimiento Imperial agregó una foto nueva al álbum Casa Real de los Incas. 


El rey Carlos I de España, perteneciente a la Casa de Austria, reconoció oficialmente a través de una Real Cédula emitida en Valladolid el 9 de mayo de 1545 a Don Gonzalo Uchu Huallpa y a Don Felipe Túpac Inca Yupanqui como legítimos nietos del soberano Túpac Inca Yupanqui, uno de los más importantes Sapa Incas del Tahuantinsuyo. Mediante este reconocimiento, ambos jovenes fueron investidos con una nobleza de altísimo rango, otorgándoseles un estatus privilegiado dentro del nuevo orden virreinal.



Durante el periodo virreinal, los descendientes reconocidos de los Sapa Incas gozaban de prerrogativas significativamente superiores a las del resto de indios nobles. Estos privilegios incluían el acceso a rentas asignadas por la Corona, la posesión de tierras personales, y facilidades legales y sociales para ocupar cargos públicos tanto a nivel local como regional. Asimismo, podían integrar órdenes militares y religiosas, una distinción reservada a sectores muy privilegiados dentro del nuevo sistema. 



Con el tiempo, este conjunto de beneficios generó envidia y tensiones entre otras familias de indios nobles, quienes, a pesar de provenir también de un alto linaje prehispánico, no contaban con reconocimiento real o no descendían directamente de la línea imperial de los Incas.



El privilegio más distintivo de los descendientes reconocidos de los Sapa Incas consistía en que eran los únicos, en toda la extensión territorial de la Monarquía Católica, que podían usar legítimamente el título de “Inca” y firmar como tales. Este derecho no solo reafirmaba su linaje real, sino que también les confería una identidad social y política claramente diferenciada dentro del complejo sistema jerárquico del virreinato.



El enigmático Pozo de Santa Cristina y sus posibles vínculos con la astronomía sagrada en la isla de Cerdeña, Italia

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